Al principio, la unión de un hombre y una mujer se realizaba sin mediación de otros. Él y ella se encontraban en el camino de la vida y decidían unirse (me parece que no se encuentran por casualidad; más bien, hay una providencia detrás de ese encuentro. Pero ese es otro tema...). El matrimonio civil no existía. El eclesiástico, tampoco. Era una unión natural.
Supongo que el matrimonio civil nace para salvaguardar esa unión. Lo establece la sociedad en algún punto de la historia para evitar que se realicen estragos en una unión que debería ser para siempre, pero que la experiencia dice que no es así en todos los casos. Debido a la inestabilidad de la voluntad del ser humano, esta unión podría quebrarse, dejando a una de las partes en una situación complicada. Por tanto, el matrimonio civil intenta hacerse cargo de estas situaciones.
El matrimonio eclesiástico es un sacramento. Nace al mismo tiempo que la Iglesia Católica. Es una ayuda que proporciona Dios para los cónyuges. Haciendo una analogía: es como si un millonario te procurara mil dólares mensuales por el resto de tu vida, simplemente por unirte a la mujer que amas. Ciertamente, es muy provechoso. Más que una atadura o un impedimento, es un hecho beneficioso. Para un católico, es una obligación ventajosa.
Sin duda, el matrimonio tiene grandes ventajas ante la simple unión.
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