Sueños

Décimo Tercer Camino

Es una de esas noches en las que apenas puedes divisar tus manos. Te despiertas agitado en tu cama. Abres los ojos e intentas ver a tu alrededor la causa de tu alboroto. No ves nada, así que intentas levantarte.

Intentas levantarte del lado izquierdo, pero… te golpeas contra la pared. Aun así vuelves a intentarlo. Esta vez la pared cede y caes junto con ella hacia el jardín. Te levantas y miras a tu alrededor. No puedes ver mucho más allá porque, por un lado, te rodea una selva espesa iluminada únicamente por la luz de la luna; por el otro, un inmenso edificio que remplazó a tu casa.

Caminas hacia el edificio. Entras. Está todo iluminado con la luz de una mañana radiante. La gente a tu alrededor parece estar trabajando normalmente. Estás vestido con un terno negro y corbata azul. En el fondo hay un bar donde van todos durante el descanso. A tu derecha, más cercano, se encuentra el ascensor.

Te diriges hacia el bar. De todas formas es allí hacia dónde va la mayoría de gente. Te sientas en la barra y te sirven un tequila. Lo aceptas como si fuera eso lo que siempre pides. Pasan pocos minutos cuando llega un señor vestido de terno y corbata negra que se presenta como Mr. Charles. Dice que está encargado de tu seguridad. Lo miras incrédulo, por lo que continúa diciéndote que no se trata de cualquier seguridad; habla de la seguridad de tu subconsciente…

No puedes creer todo lo que te dice. Le pides que se aparte, pero insiste en convencerte. Entonces, huyes de él y corres hacia el ascensor. Cuando estás a punto de alcanzarlo, escuchas el sonido de un disparo; sientes como pierdes fuerzas y caes al suelo. Poco a poco dejas de escuchar los gritos de las personas… cuando abres los ojos, apareces en el vagón del tren donde estabas, dirigiéndote a Francia.

FIN

Comentarios