Sueños

Noveno Camino

Es una de esas noches en las que apenas puedes divisar tus manos. Te despiertas agitado en tu cama. Abres los ojos e intentas ver a tu alrededor la causa de tu alboroto. No ves nada, así que intentas levantarte.

Te levantas del lado derecho y sientes todo tu cuerpo abatirse por la gravedad. Caes aparatosamente por un túnel muy largo que gira constantemente. Gritas asustado mientras resbalas por el tobogán, esperando llegar al final. De repente, sientes el dolor al golpearte contra el suelo arenoso del final del túnel. Te levantas y miras a tu alrededor. Es una cueva levemente iluminada por una luz roja.

Decides analizar la cueva. Sientes el miedo penetrar en tus huesos. Caminas lentamente y pegado a la pared rocosa que envuelve el interior de la cueva. Logras ver que la luz rojiza proviene de un punto al otro lado del que te encuentras. También escuchas el rumor de agua corriendo por la cueva.

Te encaminas hacia el agua. Vas descendiendo una pendiente. Cada vez lo escuchas más cerca, pero también hay menos luz. Se pone todo más oscuro, como al principio. Sientes los pies mojados y fríos. Es solo un arroyo de agua fresca. De repente escuchas un estruendo lejano, en la dirección de la que proviene el río. Además, empiezas a notar que el nivel del agua incrementa rápidamente. Corres para salvar tu vida, subiendo la pendiente, pero esta se volvió más empinada. La corriente de agua te arrastra y no puedes hacer más que dejarte llevar. Nadas desesperadamente, sobre todo cuando divisas que el río termina en una cascada.

Te dejas llevar por el torrente. Piensas que así es más fácil, que no hay esperanza. El río te arrastra y caes por la cascada. Pero esta no era demasiado alta, por lo que continúas con vida. Llegas hasta la orilla, adolorido y cansado. Miras en el horizonte y ves una casa a poca distancia.

Te acuestas en el suelo y esperas a que algo pase. Poco a poco vas cerrando los ojos, hasta que por fin te quedas dormido. Al instante, vuelves a abrir los ojos, pero ahora estás en tu habitación y te sientes un cobarde por haber elegido morir sin hacer nada.

FIN

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