Sueños

Cuarto Camino

Es una de esas noches en las que apenas puedes divisar tus manos. Te despiertas agitado en tu cama. Abres los ojos e intentas ver a tu alrededor la causa de tu alboroto. No ves nada, así que intentas levantarte.

Intentas levantarte del lado izquierdo, pero… te golpeas contra la pared. Aun así vuelves a intentarlo. Esta vez la pared cede y caes junto con ella hacia el jardín. Te levantas y miras a tu alrededor. No puedes ver mucho más allá porque, por un lado, te rodea una selva espesa iluminada únicamente por la luz de la luna; por el otro, un inmenso edificio que remplazó a tu casa.

Caminas hacia el edificio. Entras. Está todo iluminado con la luz de una mañana radiante. La gente a tu alrededor parece estar trabajando normalmente. Estás vestido con un terno negro y corbata azul. En el fondo hay un bar donde van todos durante el descanso. A tu derecha, más cercano, se encuentra el ascensor.

Subes por el ascensor. Estás solo y presionas el número 21. Piensas que hasta ahora has vivido muchos sucesos extraños. Llegas al piso 21 y entras en un amplio salón lleno de cubículos de oficinas. Al fondo hay una puerta. Vas hacia allá y entras. Es una sala con una mesa redonda en el centro y poca decoración adicional. En la mesa hay dos pastillas. Una roja y otra azul.

Tomas la pastilla roja. El mundo a tu alrededor parece cambiar a cada segundo, como si nada de lo que te rodea fuera real. De repente, tu corazón se acelera, tu cuerpo se debilita. Sientes como si te halaran rápidamente fuera de la realidad. Abres los ojos. Te duelen: es porque en realidad nunca los has usado. Miras a tu alrededor y ves a Morpheus y Trinity que te sonríen. Te anuncian que eres el elegido.

FIN

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