Para uno en especial.
Un cigarrillo para el pulmón y un tinto para el corazón. Mejor que sean dos… o una cajetilla… ¡grande! Y el tinto, el de siempre. Espere… pensándolo mejor, traiga una cerveza rubia. Eso sí, heladita, es decir, al ambiente, pero el ambiente de la sala con el aire acondicionado. Y no se olvide del tabaco.
Pero, qué le pasa a este. ¿Por qué demora tanto? Bueno, al menos puedo ver el partido del Real Madrid. Creo que ya lo he dicho, pero es el mejor equipo del mundo… con diferencia… sobre todo este jugador… ¿cómo se llamaba?... ¡Ah sí! Di Stefano, qué jugador. Cuantos goles habrá hecho este año, aunque ya debe estar viejito… no lo veo de titular: Ronaldo, Ramos, Casillas, ¿quiénes serán? Qué más da, es el mejor equipo del mundo.
Qué raro temblor. Solo me mueve las manos… ¡Ah! Gracias por el tabaco. Lark. Como camionero. Solo me falta eso: un camión. Mi auto es pequeño, pero entran muchos. Fácilmente entrarían: Ralph, Rocky, Shrek, los trece enanos del Hobbit… todos ellos juntos. Se hunde un poco, pero nada que el Dealer no pueda elevar… una de sus colitas y el espíritu se eleva hacia el cielo. Sobre todo en este calor y… ¿qué será de la cervecita?
¡Ah! Menos mal llegó. Para un trámite tan chiquito ha tardado dos horas. Increíble. Pero ya está. Ahora sí a gozar. Salgo al patio, con la laptop, la cerveza y el tabaco y es casi como si estuviera en la playa viendo el partido en High Definition. Por cierto, ¡gracias ñaño por los suministros!
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